domingo, 6 de septiembre de 2015

De lo bueno, poco. Y viceversa.

Tengo un carácter difícil y cada persona que haya tratado conmigo el tiempo suficiente para ver mas de una faceta podría corroborarlo. 
Al principio puedo ser amable, atenta, sonriente y hasta dulce. Pero luego hay una fase en la que siento un poco de confianza y empiezo a develar lo que en verdad soy. Esa es la prueba de fuego a la que inconscientemente arrojo a quienes conozco. Y bueno, no todas las relaciones salen vivas de esta. Es el momento en que soy espontanea y me guardo el filtro en el bolsillo, doy rienda suelta al sarcasmo y a la ironía, nada malintencionado, es lo que soy y lo que obviamente el 80% de las personas no entiende.
Sé que no soy una persona fácil, y que ademas las personas que están conmigo rara vez han llegado porque las he buscado, mas bien han sido destellos luminosos o flechazos del destino, dulces e inesperadas, porque a fin de cuentas, pongámonos serios; no soy la persona mas sociable del mundo a primera vista. Y no es algo que me moleste, me encanta esa parte de mi, poder disfrutar de mi compañía en soledad, poder acogerme a tiempo completo sin condiciones y hacer conmigo lo que me venga en gana.
Por eso cuando alguien aterriza en mi vida, y se queda, es seguro que se ganará mi amor incondicionalmente, amo a cada persona que a pesar de todo se ha quedado conmigo. Siento una infinita devoción por quien me quiere aun viendo lo que soy en mis días malos. 
No soy la persona mas abierta ni la que va por la vida intentando parecer agradable a todo el mundo, pero cuando quiero a alguien, le entrego un trocito de mi alma, de mi voluntad y de mi corazón.



No hay comentarios:

Publicar un comentario